Por un lado, un viaje a lo simple y mundano, con costumbres de antaño, con una clásica rutina del dÃa a dÃa, muestra la fidelidad de la empleada fiel y honrada, con una vida sin sobresalto alguno. El hombre solo, como esperando la carroza, imperturbable en su fomedad y con un final abierto que deja la libertad de expresión de nuestras emociones.