No es un premio Planeta, pero no está mal. Lo vives como una serie de Netflix cuyos capítulos duran 20 minutos y no quieres que acabe. Es entretenido y se le rápido. En ciertos momentos sientes empatía hacia la protagonista, y a veces no puedes evitar odiarla por su inmadurez e irresponsabilidad. Lo recomendaría para alguien que busca no una obra de arte, sino una lectura desenfadada y entretenida.