Ana Ruiz Hernández

Este filme es muy hermoso, aunque tristemente un poco trágico. Su lado humano, es sin duda, algo que hace a la película más emocional y realista, claro, con un toque de ficción; al final del día, es una película literaria, ¿Qué sería de esta sin una dosis de fantasía? Por otra parte, me parece que invita demasiado a la reflexión sobre la brevedad de la vida y lo importante que es darnos cuenta que no venimos a este mundo a brillar solos; la mayoría del tiempo nos convencemos a nosotros mismos que nuestra estadía aquí es fugaz, queremos comernos al mundo y sentimos esa incontrolable sed de vivir; pero en el camino, nos desviamos, olvidamos quienes éramos y a aquellos a quienes amamos. La vida no tiene que ser tener esa sensación de estar en la punta de la montaña más alta todo el tiempo, no es tener prisa por vivir, es vivir por no tener prisa. Ahora, hablemos de la amistad del señor Perkins y Thomas Wolfe, me llama mucho la atención la forma en la que dramatizan esta relación: autor-editor y la contextualizan para recrear una forma en la que el espectador puede percibir el gran equipo que desempeña esta importante unión a la hora de crear un libro. En el mundo editorial han cambiado muchas cosas a lo largo de los años, sin embargo, ese enlazamiento, sigue ahí, caminando a la par junto con la evolución. El editor no ha sido reemplazado por una máquina, sigue tomando su papel y ayudando al escritor hasta el cansancio, hasta el final; acompañándolo en la tarea de plasmar sus historias, para que el mundo pueda conocerlas, entenderlas, y no sólo sean un montón palabras hermosas; el editor ayuda a que esas palabras tomen la obra de autor y esta cobre vida. Otra de las cosas que llamó mucho mi atención, es la cuestión de que, el papel que juegan el editor y el autor, también es de una cierta dependencia, me parece muy increíble que esta película haya capturado la esencia de ambos para mostrarnos toda una historia periódica sobre el proceso de creación y edición, la importancia de cada parte, el reconocimiento, la presión y ansiedad por darle al mundo una obra digna de ambos. La unión que desempeñan, es al final, una analogía sobre la amistad, de inestabilidad, pero siempre de complicidad.