Un drama muy sólido que exhibe la realidad de la intervención farmacéutica en la salud pública. Aunado a unas interpretaciones extraordinarias.
Son pocas las veces que un drama me absorbe tanto como lo hizo "Dopesick". Una serie que relata en 8 episodios lo impúdica que puede ser la industria farmacéutica cuando se trata de conseguir clientes fácilmente. La epidemia de la adicción es real y Barry Levinson, creador de la serie, logró plasmarlo a la perfección en poco más de ocho horas. CapÃtulos muy sobrios y relajados pero tan milimétricamente construidos que da gusto verlos.
En perspectiva esta producción deja de lado criticar demasiado y se basa más en captar el rostro humano de la crisis de opioides que hay en USA. No hay mucho espectáculo, solo una historia muy bien contada.
La serie mantiene diferentes saltos en el tiempo que pueden ser demasiado excesivos, pero a la vez necesarios para darle al espectador cada uno de los detalles que debe saber.
Uno de los puntos más altos de esta producción son sus personajes. Por un lado, Michaeal Keaton hace un trabajo espectacular en su papel como el Dr. Samuel Finnix, un hombre que cae en las redes del abuso de medicamentos, tanto a nivel personal como a sus pacientes. Es un hombre indulgente y humano, pero con un sentimiento de culpa que te muestra una realidad extremadamente sensible. Las miradas, gesticulación y presencia de Keaton es brutal.
Por otro lado, el trabajo de Kaitlyn Dever también es soberbio. Desde su trabajo en "Unbelievable" me di cuenta que serÃa una de las jóvenes promesas más destacadas, lástima que sea tan infravalorada. Una joven minera nos muestra la vulnerabilidad que vive la población con problemas de adicción, realmente sientes el dolor que cargan. Además, esta serie nos regala un muy fuerte trabajo de Rosario Dawson como agente de la DEA, pese a que sus intervenciones son escasas y me hubiese gustado una mejor conclusión del personaje.
Por último, pero no menos importante, quiero destacar la mejor interpretación de la serie, a tÃtulo personal, en manos de un Peter Sarsgaard soberbio. Su participación como fiscal de justicia lo pone en la piel de un hombre que quiere unir todos los hilos de la historia para desmantelar todos los sobornos, conspiraciones y falsedad que hay en las grandes industrias sin importar las consecuencias.
En conclusión estamos ante una de las mejores series que nos dejó el 2021. Es de esas producciones que te ponen a debatir y pensar acerca de la sociedad en la que vivimos y lo cruel que puede llegar a ser la ambición de los multimillonarios.
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