A diferencia del "Poder Político en Ecuador", obra en la que Hurtado evidencia con gran detalle las causas económicas, culturales y políticas del Ecuador atrasado que predominó hasta los años cincuenta, en "Ecuador entre dos Siglos", Hurtado realiza identifica causalidades sin mayor sustento. Así por ejemplo, sostiene que la principal variable que explica el crecimiento Chino fue la inversión extranjera y que la inversión extranjera es la clave para desarrollar a un país como Ecuador. Olvida mencionar que la inversión extranjera puede ser útil en países del tercer mundo solamente cuando se fortalecen las capacidades estatales. De igual forma, aunque valora la inversión en educación e infraestructura, y menciona que las pruebas de ingreso en las universidades son necesarias, no repara en los grupos de interés que resisten los procesos de construcción de la capacidad estatal. Esos grupos de interés mediocres y rentistas, que hacen de la educación un negocio, que favorecen la destrucción de servicios públicos y que convierten el Estado en una mercancía. Olvida ese tipo de corrupción que tanto denunció en su obra de los años setenta. También olvida analizar de forma crítica el papel ingrato del Ejército y el Sistema de Justicia frente a la penetración del narcotráfico en el país.
Quizá esto se debe a la polarización que afecta a los analistas políticos en Ecuador. Hurtado también está polarizado en contra de la izquierda ecuatoriana, que sin ser ninguna maravilla, se acercó a la construcción de capacidades estatales, aunque por medios no sostenibles en el tiempo. Hurtado debería reflexionar más sobre la necesidad de construir un Estado burocrático y meritocrático. De otro modo, el PIB puede crecer, pero Ecuador se parecerá cada vez más a las zonas grises de Colombia o México