Durante estos dÃas de pandemia he esperado muchÃsimo este programa porque lo habÃa disfrutado mucho hasta hoy. La complejidad de los retos es inigualable, he aprendido mucho sobre la historia de las prendas, sus caracterÃsticas y usos. Asimismo he conocido y admirado el trabajo de los jueces, además de los profesionales de la moda y la costura que invitan al programa. Pese a esto, siempre he podido reconocer que es un espectáculo y por ello no debe sorprendernos el melodrama y los giros que supuestamente nos mantienen al filo del asiento: hacer intercambios imposibles e injustos (que supuestamente son parte del trabajo de un taller en todos los casos) conservar aspirantes carismáticos o problemáticos que casualmente tienen un arco y una progresión de superación a lo largo del programa. Un formato de este tipo no siempre apela a nuestra inteligencia como espectadores, este episodio nos restregó la formula en la cara. Es lamentable que la producción haya decidido apostar a la vÃa del circo, y demeritar la del trabajo y el profesionalismo que hacÃan de este programa un contenido digno dentro de la televisión.