Metallica hace un gran trabajo con 72 Seasons. Sin innovar ni salirse de los cauces que han establecido durante su exitosa y dilatada trayectoría, hacen un repaso por todo su pasado con algunos temas que recuerdan sus influencias de la New Wave of British Heavy Metal (Lux Aeterna, Too Far Gone, Room of Mirrors), el Thrash de sus primeros trabajos (72 Seasons), la época Load/Reload (Crown of Barbed Wire, You Must Burn, Sleepwalk My Life away) o su época más reciente (Screaming Suicide, If Darkness had a son, Shadows Follow) además de adentrarse en territorio progresivo con un tema increíble, el mejor del álbum, el más largo de su repertorio: Inamorata, al más puro estilo Fixxxer o The Outlaw Torn.
Y lo hacen con cortes de enorme calidad musical, que para nada han perdido (hay ritmos trepidantes, otros más pausados y heavys, muchas guitarras dobladas con melodías épicas y emocionantes, grandes solos, estructuras complejas), con James Hetfield a gran nivel vocal, Kirk Hammett tocando con menos vértigo pero con un feeling que le eleva de vuelta a su mejor nivel, con Rob sonando más sólido y protagonista que nunca al bajo y con Lars, sin virguerías, marcando esos cambios de dinámica tan característicos en los temas de la banda y haciendo tan reconocible su sonido. Probablemente el mejor disco de Metallica en su era moderna, muy sólido, sin puntos débiles más allá quizá de la insípida Chasing Light, que aún así también tiene sus momentos disfrutables, una producción de muchos kilates y convincente de inicio a fin. Los Cuatro Jinetes se toman su tiempo entre disco y disco, pero a sus casi 60 años y tras 42 de carrera, siguen disfrutando con lo que hacen y por tanto haciéndonos disfrutar a quienes les acompañamos en su maravilloso viaje. Cada nueva obra de la banda más grande de la historia del metal es un regalo eterno.