Es cierto que el principio de la historia puede parecer lento, como cuando llegas de vacaciones a un lugar nuevo y observas y disfrutas todo con calma. Más adelante, estás recorriendo una isla: coges un camino, pero siempre acaba en el mar, y vuelves. Así ocurre en todas las direcciones. Y hasta que no sales de la isla, no aprecias el conjunto de lo que has visto. Pero el autor no decepciona, y la lectura me ha ido atrapando hasta el final.