Aparte de la extravagancia Kitsch y la truculencia morbosa de la pelÃcula, el Séneca representado es la antÃtesis del verdadero Séneca que, pese a sus contradicciones, de las que él mismo era consciente, estaba muy lejos de ser un charlatán farsante obsesionado con la posteridad. PuntuarÃa negativo, pero pondré la estrella de rigor.