Es una obra maestra sin duda, pero lo que impacta sobremanera mientras transcurre la historia, es la clara percepción de que el bienestar emocional de la protagonista (genial la interpretación de la recién desaparecida Gena Rowlands 😢😞) se tambalea por momentos debido al rol “ama de casa perfecta” en el que debe encajar sí o sí, y la dependencia absoluta del cariño y la aprobación por parte del marido, de su suegra, y de la sociedad en general. Curiosamente, al recibirla, tras tratamientos de electroshocks etc,.. en un sanatorio mental al que él la envió, el marido no para de repetirle: “sé tu misma, sé tu misma” y cuando ella baila libremente o se manifiesta según sus deseos, lo que vuelve a recibir del marido es un bofetón o un puñetazo por comportamiento inconveniente (pero ¡ojo! él la quiere “muchomuchísimo” 🤣🤣🤪)
Conclusión y dictamen: al parecer, a la mujer no le queda otra que aceptar el rol que se le adjudica de buena madre, amante esposa, nuera amantísima, etc,.. si no quiere verse tratada como loca de atar, y ser condenada y castigada física y socialmente.
El fin de la historia es que no hay fin, porque todo sigue igual, y creo que Casavettes se acercó mucho y de manera inteligente a la realidad de la indefensión cotidiana de una gran parte de las mujeres dependientes de sus maridos, padres, etc,.. pero que, como hombre, fue menos fiel a la realidad masculina (¡mecachis!), mostrándose indulgente con el protagonista masculino y edulcorando su comportamiento con una especie de “enamoramiento” que va resultando poco creíble, y menos cuando al final presenta a la protagonista como partícipe activa del mismo.
¡Magnífica!