(Leer reseña completa antes de juzgar)
¡Propaganda! Esto es auténtica propaganda pura, este libro, es pues, propaganda COMUNISTA. Lo que es evidente si tenemos en cuenta el hecho de que su redacción fue financiada, en gran medida por la URSS, en decisión de Vladimir Lenin.
Como si fuera poco, se sabe que 89.000 de los 6 autores del libro confesaron haber manipulado los números tras haber recibido descargas eléctricas de tan sólo 150 voltios. Cuando en el Manifiesto Comunista de Karl Marx, se dice explícitamente que la cantidad mínima de voltios que debe poseer una descarga eléctrica para desacreditar una confesión o afirmación ronda entre los 220 y los 250 voltios, (o los 89.000) dependiendo claro del deseo del dictador local, se aclara.
Además, es evidente que estas cifras fueron notablemente reducidas a petición directa del legítimo líder democrático 100% real, no tiránico, chino, Mao Zedong quien no quería que se supiera que este causó la muerte de al rededor de unas cuantas decenas de millones más. Además de saberse que Pol Pot, ex-primer ministro comunista de Camboya, exigió que se omitiera el irrelevante dato de que ejecutó a un poco más del cuarto de la población de su país, bajo los criterios de ejecución de si alguien pertenecía a uno de los siguientes grupos: profesores, abogados, médicos y todos aquellos que sabían un segundo idioma. Además de abolir llevar gafas por considerarlas un símbolo de intelectualidad.
Además Josef Stalin claramente exigió que no se hable de cómo generó múltiples hambrunas robándoles a los granjeros todas sus cosechas, para que se centren más en que con el dinero generado con la venta de estas construyó una cantidad gigantesca de fábricas de tecnología militar. Que además no se cuente cómo personas de América, fueron quienes intentaban alimentar a los muchos pueblos afectados hasta que la Unión decidiera cerrar las fronteras, mientras Stalin exterminaba a los granjeros como clase, debido a que estos podían vivir independientemente. Y por esto, debían de convertirse en trabajadores de fábricas militares lo más pronto posible.
Fidel Castro, por su parte se aseguró de que nadie supiera de cómo gastaba todos los impuestos de los cubanos en desarrollar una vaca que pudiera producir mucha leche, pero que soportará altas temperaturas también. Ya que el gobernante, era un fan de los productos lácteos y deseaba tenerlos también en su isla, a pesar de que todas las vacas que producían mucha leche no podían sobrevivir en el clima cubano.
El grupo terrorista Sendero Luminoso se encargó de que todos en Perú olvidarán todo lo que el comunismo radical causó en su país. Y Nicolás Maduro se encargó de que nadie supiera que sus gobiernos y gobiernas no podían plantar pollo, mientras el mariposón de Maduro invertía 6 millones de familias en la industria veterinaria de Venezuela con el fin de aumentar la producción de carne del país.
Sin mencionar que también se ocultó que probablemente si el mismo Karl Marx supiese todo lo que creo su inocente teoría utópica sin exagerar, se quitaría la vida como mínimo...