Cuando en la vida, uno se encuentra con un objeto de valor y poco a poco lo desperdicia por no saber aprovecharlo, se suele decir al respecto que ha sido una verdadera pena. Pues bien, en mi humilde opinión, eso es lo que ha pasado con la serie La Promesa.
Esta telenovela española que se nos presentó en sus inicios como una interesante historia de época con muchas similitudes a la exitosa serie británica Downton Abbey, ha ido perdiendo con el tiempo la posibilidad de ser algo mas que una simple y tediosa telenovela.
Es como si a los guionistas de La Promesa, les hubieran regalado un valioso Ferrari que no saben muy bien como conducir.
Capitulos y personajes de relleno totalmente prescindibles, sucesos que se cuentan unos a otros de forma repetitiva, crimenes y secretos que se van acumulando sin que ninguno de ellos quede aclarado y un sin fin de despropósitos que de forma descarada solo persiguen un único objetivo: secuestrar el interes de los seguidores de la serie, el mayor tiempo posible.
Está claro que a los responsables de La Promesa, poco les importa que la calidad de la serie roze el nivel de Downton Abbey. A estos señores, lo único que les importa, es torturar a sus seguidores dándoles la esperanza de unas resoluciones que nunca llegan y encadenarles al seguimiento de una trama que con los 250 capÃtulos que han decidido añadirle al cuento, todo apunta a que llegará a su fin..."cuando los patos toquen la luna"
En fin.. lo dicho, ¡Una verdadera pena!