Musicalmente excepcional sin perder la esencia de Robe, y con claras reminiscencias a trabajos que ya realizaba en Extremoduro. El disco se desarolla a un ritmo incesante con los clasicos contrastes y cambios de ritmo que juega con diversos géneros musicales como el funk o el flamenco. Las letras desgarradoras siguen teniendo ese hilo más íntimo que Robe le ha querido dar a su proyecto en solitario. En fin.. otra obra de arte más y por mucho que fastide el hecho de haber dejado aparcado Extremoduro cabe decir, que escuchando obras como esta a veces se le olvida a uno..