El libro se sitúa en la construcción del Estado-Nación y debate la relevancia y agencia de las mujeres como sujetos de derecho, dignas de triunfar en espacios “masculinos”; la prensa, la literatura y la política. Se revela las fugas de poder que tenían las mujeres dentro de una sociedad patriarcal y conservadora. Lo maravilloso de este estudio es que da paso a nuevas vías de investigación, enfatizando especialmente la importancia de revisar la historia de las mujeres, que no solo permitirá entender el siglo XIX, sino una comprensión más completa de las dinámicas de poder y las luchas sociales que siguen vigentes.
El análisis detallado de las representaciones de género en la prensa y la literatura del siglo XIX ecuatoriano que hace Grijalva ofrece una perspectiva importante sobre la construcción cultural y social de la identidad femenina en ese período. La manera en que el autor desenmascara las dinámicas de poder patriarcal y destaca la resistencia de las mujeres ilustradas es especialmente esclarecedora, relevante y desafía a la historia tradicional. Ofrece una perspectiva valiosa sobre el papel de las mujeres decimonónicas demostrando una historia global y conectada, en la que se relaciona los desafíos, límites y conquistas de las escritoras de Ecuador e Iberoamérica.
En este sentido, ofrece una mirada profunda y crítica sobre el papel de la mujer en la prensa y la literatura ecuatorianas del siglo XIX, destacando cómo fueron representadas, censuradas y resistieron a través de su escritura. Mediante el análisis de diversos textos y discursos, revela cómo la sociedad patriarcal de la época buscaba mantener a las mujeres en roles subordinados, demonizándolas o idealizándolas según convenga a los intereses masculinos.
Una de las contribuciones más destacadas del libro es la exploración de cómo las mujeres escritoras desafiaron las desigualdades de género y contribuyeron a la defensa de sus derechos a través de su participación pública y literaria. Personajes como Emilia Serrano, conocida como la Baronesa de Wilson, emergen como figuras excepcionales que abogaron por la instrucción y emancipación de género en un contexto profundamente patriarcal.
Además, se examina cómo la escritura masculina del siglo XIX, representada en figuras como Juan Montalvo, perpetuó visiones sexistas y autoritarias, utilizando la voz femenina para controlar y silenciar a las mujeres. A pesar de su renombre como defensor de las libertades políticas, Montalvo revela una visión negativa y controladora de la realidad ecuatoriana, subrayando la necesidad de reconocer las dimensiones de género en la crítica de sus obras y accionar hacia las mujeres.
El libro también destaca la importancia de la crítica literaria realizada por mujeres, como Emilia Pardo Bazán, quien defendió con pasión su posición literaria y feminista ante críticos masculinos como Juan León Mera. Además, se propone redes de sororidad literaria entre escritoras del siglo XIX, las cuales jugaron un papel crucial en la difusión internacional de las obras de autoras ecuatorianas, desafiando la cultura de silenciamiento femenino y construyendo relaciones sociales más equitativas.
En resumen, el libro ofrece una reflexión profunda sobre cómo la literatura y la prensa del siglo XIX en Ecuador reflejaron y perpetuaron las desigualdades de género, pero también cómo las mujeres escritoras existieron y resistieron a través de su participación activa en la esfera pública y literaria. Es una lectura esencial para comprender la lucha por la igualdad de género y la emancipación femenina en la sociedad ecuatoriana e iberoamericana.