Mario Andres Delgado

Al fin la pude ver, esperando algo terrible por tanto comentario negativo que vi acá; y mi conclusión fue: los responsables de esta generación de papel son los mismos padres, y así como vamos se viene una generación de cristal que con solo una mala mirada va a terminar en depresión. Leí comentarios que hasta señalaron que había escenas de pedofilia; jamás vi una sola, y asumo que tomaron como acto de pedofilia el beso en la nariz que le da Pinocho al dueño de las marionetas; que peligro el que llegue a cruzarse con los hijos de esas personas. También se quejaban de que había malas enseñanzas, y yo me pregunto, es que ¿acaso el personaje de Pinocho tenía que ser totalmente correcto? si la moraleja de esa historia es, precisamente, que se debe hacer caso a los padres, ¿cómo se puede transmitir esa moraleja si Pinocho hubiera sido totalmente bueno de comienzo a fin? De hecho esa es la transformación del personaje tras toda la aventura que vive, además de valorar a su padre y tener una mayor madurez. Si un padre no tiene la capacidad de enseñarle a su hijo lo que es bueno y malo, y pretende que la sociedad sea la educadora a través de películas, pues que manera de safarse de sus responsabilidades. La película visualmente es excelente, el diseño de producción es impresionante y si se puede tornar larga es porque son los sucesos del libro; los que dicen que es por ritmo tal vez esperaban a Pinocho junto a Toretto haciendo piques o rara vez han visto películas europeas, porque incluso los live action de Disney tienen un ritmo normal. Lo único si muy regular fue la actuación de la hada cuando era pequeña, solo le faltaba mirar a la cámara, y ese Pepe Grillo que me recordó al hijo del diablo en La Pasión de Mel Gibson. La película puede gustar o no gustar, pero valerse de moralismos y corrección política es un argumento muy pobre y mas aún en lo que pretende el cuento, y por ende la película, como moraleja.