Conocer los detalles de los hechos que originaron el secuestro, el desplazamiento, la desaparición forzada, la tortura cruel e inhumana y degradante, sin que por estas causas, que aún persisten en otras formas sutiles, a la fecha no se haya realizado una sanción por lo menos moral, que permita a los descendientes de las victimas y victimarios reconocer el daño causado y desmontar el discurso de países “desarrollados” con los bienes de los países subdesarrollados, pues esto produce un bloqueo mental. Debemos cambiar la historia, resaltando la verdadera pontencialidad humana y de riqueza de cada continente, en especial la de nuestros hermanos africanos.