Paolo Diaz

Okupas es una serie increíble. La acabo de terminar y siendo muy honesto, carezco de palabras suficientes para describir cómo me ha dejado. Representa una realidad cruda, y fiera, pero lo más real que puede ser la realidad. Es una historia de decadencia, de ir en espiral, y de cómo con una entrada, uno puede caer en los más profundos pozos de la miseria. El desarrollo argumental es excelente, yendo progresivamente por sinuosos caminos que uno se da cuenta está recorriendo recién en el momento en el que transita por los mismos. Introduce con rapidez y sutileza detalles y personajes que cobran relevancia de forma inusitada pero bien aplicada. La imagen y fotografía es resaltante. Nos muestra lugares que si bien no son reconocibles inmediatamente para el extranjero promedio, logran transmitir con simpleza y efectividad las emociones y vibras que corresponden a cada escena. Tiene un pacing fundamental que en conjunto con las diversas imágenes, lo introducen a uno de una forma espectacular en la historia. Retomando el primer punto en cuanto a desarrollo argumental, este refleja una crítica social tácita que ataca inherentemente los principios de progreso social y el escalafón de los estatus socio económicos clavando el dedo en la llaga. No hay mejor forma de apreciar lo peor del sistema que poniéndolo en evidencia de plano. El roce de clases sociales, el intento por el cambio dentro de las mismas y algún triste intento de superación son todos vistos, sin embargo, la vorágine que son los problemas estructurales, y lo que es la incapacidad de hacer nada mejor por la vida, absorben la vida que aparenta ser fácil y sencilla por encarnizarla y revelar lo agria y escalabrosa que termina por ser. Finalmente, ya para acabar, la banda sonora es sobresaliente. Temas de Pescado Rabioso, los Rolling Stones, y más, resuenan a medida que vemos el dolor y la profunda decadencia argentina, de una forma que nos quedamos con el dulce en la lengua. Pero no es demasiado, ni muy poco. Es perfecto. La recomiendo ampliamente. No la denominaría historia de un antihéroe o historia de una tristeza en lo absoluto. Más precisamente, y como ya muchos, y mucho he indicado, es la historia de la decadencia y la miseria. Una historia muy dura, muy agria, pero más que nada: una historia contada espectacularmente.