Se trata de un texto completamente recomendable, a pesar de ciertas licencias históricas, ya que, básicamente, está fundamentado en hechos y personajes auténticos.
El lector debe abstraerse de consideraciones políticas (secesión, esclavitud, bases económicas etc.) y analizarlo sólo bajo el punto de vista militar y humano.
A destacar las figuras del coronel Chamberlain y, sobre todo, del general Robert Lee, perfecto caballero cristiano y personificación del padre/abuelo que todos habríamos querido tener.
La novela obtuvo el Pulitzer de 1974 y no en vano es lectura obligatoria en la Escuela de Oficiales de West Point.