Es muy atractiva en su comienzo. Desde el magnetismo de DDay Lewis, su apariencia, vestuario único y los primeros planos en combates de miradas - como lo explicita la protagonista- el clásico perfil del Londres tiempo atrás, permiten presumir un interesante desarrollo de la trama. Se centra la historia de las dos caras una personalidad exitosa en el mundo de la moda que acumula debilidades transformadas en mal genio y comprendidas hasta un punto extremo por aquella camarera ( recordamos Pigmalyon) elegida por el modisto de la nobleza. El itinerario exhibe con detalles su arduo e infinito trabajo creativo con la brigada inevitable de costureras desempeñándose al compás tiránico del artista para componer personalÃsimos vestidos con gran metraje de las mejores telas.
Primera mitad del siglo pasado, lujo, caprichos de damas ricachonas que deben someterse incluso a los desaires del gran Raymond.
Alma, su elegida, advirtiendo las debilidades de su descubridor hará lo imposible para lograr una relación más justa para la pareja.
Es un film original, de esos que también prometen más y buscan sobre el final cierta complacencia en favor del ánimo del espectador.
D D Lewis, como siempre, un atractivo aparte, su presencia y labor es parte inevitable del disfrute de El Hilo Fantasma. Una producción esmerada y de muy buen gusto rodea el particular territorio de la moda de aquellos tiempos en donde una princesa acude también a ponerse en las manos de un artista de excelencia, que como tal, es dueño de rabietas y cierto, por momentos, encantador snobismo. La pelÃcula se ve gratamente.