Este libro resulta entretenido debido a que, a pesar de ser una novela policial, es divertida. La mezcla de pensamientos y sentimientos de Javier (personaje principal y narrador del cuento) y la serie de asesinatos que comete el fantasma es genial. Los lectores se identifican con los personajes y los hacen suyos, lo que hace que se sumerjan en la vida de la figura como si la estuvieran viviendo.