David Oyelowo ya de por sí es un grande. Si él está ahí es por algo. Yo he vivido algunos desprendimientos abruptos y es verdad que para entender mejor este corto, toca haber pasado por ahí. Más a mí sí me dejaron picado, es decir, quisiera saber más de esa historia. Quisiera entender de dónde vino ese abrazo por parte de la niña, pero también está bien que te dejen así, colgado… participa un cierto misticismo, el esoterismo del mundo espiritual… se pregunta uno si es que la niña fue una médium en ese momento, o que en la infinita pureza de la infancia comprendió la levedad del alma y, en medio de ello, el dolor de un padre que no pudo decir adiós… en fin… Ya lo han dicho los más avezados, “el cine es una provocación”… Gracias por hacerla!!!