Sensacionalista y básica transcurre la extraña historia con personajes que dan vergüenza ajena hasta dar lástima.
Cliches de un forzado positivismo sobre el cáncer mantendrán a la gente promedio amando esta película, a pesar de ser un guión con la complejidad de un tornillo.
Ocurren eventos en la película que solo el director entiende, pues no explica ni siquiera cómo ni por qué el protagonista llega a subirse al bus del “cringe”.
No pierdan su tiempo. Lo único lindo son los paisajes vascos. Pero recomiendo ver fotos en google mejor.