Recién lo comienzo, después de haberlo discutido con amigos y compañeros de la esfera cultural francesa y haber visto una obra de teatro sobre el autor. Parece escrito por un ser humano esencialmente bueno y demasiado sensible para percibir y experimentar la maldad humana. Reclama la bondad como la tierra reseca y ardiente reclama el agua, aún sin saberlo. Lamento que no haya vivido más para ver la otra cara de la moneda. Tiene fe en el Dios al que increpa. Un orgullo que haya nacido en mi amada ciudad, Montevideo.