A pesar de que cumple con su propósito de dar a conocer la filosofía oriental, es demasiado espiritual y poco práctico para mi gusto. Se me hace ridícula la propaganda de sustancias alucinógenas que se hace en el libro como un medio para alcanzar un estado de espiritualidad. He de reconocer que tiene una que otra buena lección, pero hasta ahí. No lo recomendaría; en su lugar recomiendo una que otra buena frase y reflexión de las pocas que hay en este libro.