Me vuelve a sorprender Win Wenders con ese minimalismo cinematográfico, que logra transmitir una infinitud de detalles y sentimientos de los personajes, sin grandes diálogos ni grandes dramas.
La vida de seres tan normales como la mayorÃa de nosotros, que sin embargo, ofrece una multitud de situaciones sobre el pasado, la relación familiar, el amor a la familia, el amor a la naturaleza, y el disfrute pleno de la soledad.
Una joya la escena en la que el personaje principal recibe a la hermana que llega a por la hija: en un breve tiempo pasan muchas cosas, expresadas por supuesto por las imágenes antes que por el lenguaje, y se pueden captar todas las emociones de esos dos hermanos que se encuentran despues de muchos tiempo. PodrÃa decirse que hay un trazo en ese corto tiempo y espacio, en el que la imaginación de cada expectador complementa las imágenes de la pantalla, logrando que cado uno de nosotros se lleve consigo unas escenas adiconales que sólo existen en nuestas mentes.
Como siempre, Wenders no decepciona.