GRITO DE MUJER
La mujer es semejante a una semilla plantada con amor, nace, crece, se reproduce y muere. Mientras crece; le teme a las tormentas, vendavales y sequías. Valiente resiste cada tajo, cada golpe porque tiene en los talludos sus retoños que a cada paso se irán abriendo los pimpollos, cuando la flor está en su esplendor y emana su perfume, el hombre la corta y se la lleva para sí. Le extrae toda su belleza, su perfume y esencias divinales, saca las semillas y al pasar el tiempo; ella pierde sus fuerzas, sus energías que decaen más abajo.
Llega el tiempo y raudo engorda, no faltan las críticas; le dan la espalda y ronca. Traga saliva porque es decente y la criaron condescendiente a la obediencia, no puede tener caprichos en la cama y eso la fastidia.
Está envejeciendo y no a disfrutado lo suficiente por ser decente y se siente vacía… a veces hasta histérica. Tiene ofrecido a Dios la abstinencia, a veces tiene sueños, proyectos… y se convence que, a lo maléfico y mentiroso, se lo puede echar a la basura.
Llega un día que, se alza en violencia, desde su alma emerge el grito de guerra y hace frente a los huracanes, descubre su fuerza interior; empoderada, ella misma decide curar sus heridas, ya nadie le almorzará su corazón, ni profanaran lo más profundo de su esencia, no controlaran su vida. El maltrato “no es amor”.
Llegó el tiempo de cuidarse asimisma y se dice: haré frente porque soy valiente, no seré más pisoteada ni humillada, violentada ni discriminada. Las humillaciones de machistas y sexistas terminarán en este momento. Mis gritos ahogados ya no existirán, los lanzaré al viento y el Universo me ayudará. Mi sangre ya no fluirá en lágrimas, no más frío en mi alma ni miedo en mi entorno.
Que mi jardín rebose en flores perfumadas y lograré elegir mis amores, nadie establecerá órdenes en mis dominios, ni me amenazaran con fusiles. Harta de incondicionales absurda. Dice: Déjenme llorar un rato a solas. No decretarán lo que es poesía. No quiero amar, llorar y cantar en secreto. No me taparan la boca y haré lo que mi corazón le canta… y seré feliz.
Preparada para la batalla, es mujer sola, aprendió a dormir en la oscuridad sin miedo, a nadar contra la corriente y no se deja llevar como un madero liviano por el paso de las aguas, entrena su reflexión y el intelecto. Se ama a sí misma y se cuida de los parásitos, hongos, virus y bacterias germicidas. Estará siempre perfumada para la ofensiva, se cuida que nadie la viva, construye su castillo con puertas y cerrojos.
Es menester conquistar amistades, pero, que sepan quién es… una mujer ardiente por el amor a sus hijos y nietos, que los mantiene en el calor de sus sueños, protegida con historias y árboles llenos de cantos y arrullo de pájaros con encantamientos espirituales, guarda la distancia de la gente, convertida en campo magnético y amparada por la fuerza espiritual que la acompaña, atesora su poder albergando a los suyos.
Decide olvidar todo, recatada, pero se siente vacía; envejece pensando en otra vida, en otra ilusión; tal vez algún día llegue su príncipe azul, en quién siempre soñó y llegar a la recta final de su mano… moriría la tristeza interna… más, son rayas del infinito y no es nada… los hijos un punto a su lado, pero, son tibieza.
Se le escapa la vida. Pero, es libre, vuela sola, en albur de paz, espera la muerte y se suma al olvido.
DERECHOS RESERVADOS
POR SARA ESTELA TORRES.
JUJUY – ARGENTINA.