Muy profunda, pero no en el sentido intelectual o más bien “no sólo”, sino en el afectivo, por eso es entrañable, porque nos muestra el valor que damos a la pequeña arqueología que deja la gente que alguna vez amamos.
Ah: y es triste. Pues para colmo la autora no te premia con una explicación que te satisfaga y te sacuda la tristeza, al menos la verdad nos haría libres, no.