Hay pelÃculas que a los pocos segundos de empezar a verlas uno se da cuenta que son algo realmente diferente. Absorben la atención. Te dejan con la boca abierta con una frase, con un efecto, con una idea.
Te marcan a fuego y las vas a recordar y recomendar de por vida.
ESTO es lo que me pasó con Matrix en 1999, cuando yo tenÃa tan solo 15 años. Fan desde entonces, hoy sigo disfrutando las pelÃculas de la saga. Y la primera, como ninguna.