Es una apologÃa a la animalidad de nuestra especie, con un sensible recordatorio del sentido humano.
Una delicada evidencia de lo que significa vivir para sà mismo; adicional a la opción de tomar decisiones, que como seres interdependientes, afectan a los demás.
Deja al descubierto que en alguna instancia las religiónes son mecanismos de reprensión que el cuerpo rechaza, porque siempre va a tener argumentos válidos dentro de su tendendencia egoÃsta, que le dificultan a la persona pensar en el daño que puede causarse asà mismo y a los demás sà no supera de sus instintos.
Es un sensible ejemplo, que por encima de la corporalidad y de la religiosidad, hay algo más fuerte que le enseña al hombre con sufrimiento, sus errores y las consecuencias de sus malas desiciones.
Esta obra de arte en su trasfondo significativo pone al descubierto que el deseo, es un poder que puede conducir a estados de bajeza y miseria humana o todo lo contrario.
Finalmente reitera la necesidad de la introspección y la sinceridad para transmitir lo que se piensa.
¡Excelente pelÃcula para reflexionar!