Este libro es uno de mis favoritos. Antes ya había leído libros de esta autora, ya conocía la forma en que Elisabet Benavet escribía, pero sin embargo me volví a ilusionar como la primera vez que leí uno de sus libros. En este libro he experimentado todo tipo de sensaciones y emociones, del las lindas como, la ilusión, felicidad, esperanza, encariñarse con los personajes; y otros no tanto como, el miedo, el sentir de que el pasado se repite, la desilusión, la frustración, el enojo con ellos. Te sientes como si estuvieras en caída libre. Llegas a identificarte con los personajes y a comprenderlos, puesto a que son humanos, llegas a vivirlo en carne propia, como una persona que ha tenido tenido problemas similares (no de la misma magnitud, por suerte.) está muy bien escrito, en especial está parte, la de los problemas, que normalmente son muy rápidos y se pierden en la historia, o los personajes simplemente lo olvidan. No, este no es el caso, los personajes tienen reacciones reales, como las que tú y yo tendríamos. Leer el final duele, porque los acompañaste mientras los personajes crecían, maduraban, es de uno de esos libros que deseas que no termine, pero al mismo tiempo si, porque deseas que los personajes se den un descanso, un respiro por todo lo que pasaron. Maggie, o Magdalena cómo la llama Alejandro, está bien desarrollada, tiene un pasado muy triste, y cosas de aquel pasado le alteran su realidad, problemas que no terminaron de sanar y que quedaron ocultos, pendientes, diría yo. Y es lindo la forma en como se desarrolla en conjunto con el tipo de persona que es Alejandro. La autora, Elisabet Benavet, es de esas personas que se dejan un pedacito de su alma en lo que hacen, y aman hacer, lo puedes sentir a lo largo de toda la historia, siempre hay un pedacito de su esencia.