Que pena que por extremismos religiosos, la serie de ficción de el mesías, dejó de producirse. Cuando el oscurantismo académico, precede al fanatismo de grupos de “poder dueños del dogma religioso”, mueven a las masas y éstas se convierten en el peor explosivo de destrucción. Un pueblo ignorante, y sumido en el fanatismo, el caldo perfecto del caos.