Natacha Paulucci

La película es mucho más que una simple narrativa; es un juicio que abarca diversos aspectos de la vida misma. Desde la pareja hasta el amor, la familia, el talento, la literatura e incluso la conciencia y la verdad son puestos en la balanza. Para mi este es el gran acierto de la historia: no solo juzga unos hechos, sino que también disecciona una serie de temas profundos. La trama no solo se centra en los eventos que se desarrollan, sino que profundiza en la dinámica de una pareja, examina el valor del talento, el peso del trabajo, la tentación del victimismo, los lazos familiares, la carga de la culpa y la posibilidad de redención. Además la calidad de la fotografía y los actores 10/10. En la actualidad, tanto en el mundo del cine como en nuestra sociedad, tendemos a valorar más los resultados que el proceso mismo. Parece que buscamos constantemente omitir la intro y pasar directamente en la acción de las cosas. Muchas personas podrían haber encontrado aburrida esta película, tal vez porque estaban esperando lo obvio y, sin embargo, al finalizar, te deja con una sensación de incertidumbre, cuestionándote cómo realmente fue todo. Y creo que precisamente eso es lo que hace que una película sea buena. La sencillez a menudo nos impulsa a mirar más allá de lo obvio y a considerar diferentes perspectivas. Personalmente, disfruté mucho las escenas en las que el niño aprendía a tocar el piano. A medida que avanza la historia, se puede ver cómo mejora y comienza a tocar las notas correctamente. Es como si viéramos cómo cada pieza del rompecabezas encaja poco a poco en su lugar. Al final el espectador tiene la libertad de decidir si le gustó o no, similar a cómo uno experimenta la música. En resumen, para mi es una pelicula que invita a reflexionar sobre muchos temas demostrando cómo la simpleza puede revelar profundidades inesperadas.