de futuro. La mayoría de las facultades universitarias no tenían un ordenador tan avanzado como la computadora a la que tuvo acceso Bill Gates estando en el instituto. Y no se cansaba de usarlo.
Gates tenía trece años en 1968 cuando conoció al compañero de clase Paul Allen. Allen también estaba obsesionado con el ordenador de la escuela, y los dos hicieron buenas migas.
El ordenador del Lakeside no formaba parte del programa de estudios general. Era un programa de estudio independiente. Bill y Paul pudieron juguetear a placer con el aparato y dejar volar su creatividad: después del instituto, tarde por la noche o los fines de semana. Enseguida se volvieron expertos en ordenadores.
Allen recordaba que Gates, durante una de sus sesiones nocturnas, le enseñó un ejemplar de la revista Fortune y le dijo: «¿Cómo crees que será dirigir una empresa del Fortune 500?». Allen dijo que no tenía ni idea. <<Tal vez un día nosotros seremos propietarios de una empresa de ordenadores», dijo Gates. Ahora Microsoft tiene un valor de más de un billón de dólares.
Hagamos unos cálculos rápidos.
En 1968, en el mundo había, según las Naciones Unidas, aproximadamente 303 millones de personas en edad de ir al instituto.
Cerca de 18 millones vivían en Estados Unidos.
Unas 270.000 vivían en el estado de Washington.
Un poco más de 100.000 vivían en la zona de Seattle.
Y solo unas 300 iban al Lakeside.
De 303 millones a 300 personas.
Uno entre un millón de alumnos de instituto fue a un colegio que tuvo la combinación de dinero y previsión para comprar un ordenador. Bill Gates resultó ser uno de ellos.
Gates no rehúye lo que eso significó. «Sin el Lakeside, no habría existido Microsoft», dijo ante la promoción de 2005.
Gates es un tipo asombrosamente listo, pero es aún más trabajador, y
de adolescente tuvo una visión sobre el futuro de los ordenadores que
incluso los ejecutivos del sector informático más veteranos no pudieron