Una Joya Imperfecta: Cómo Dr. House es Perfecta en su Destrucción
Dr. House es todo lo que una serie deberÃa ser: una tortura emocional disfrazada de genialidad médica. El personaje de Gregory House no es solo despiadado; es la encarnación de todo lo que podrÃas odiar en una persona: egocéntrico, narcisista, manipulador, adicto a la autodestrucción y, por supuesto, dueño de una lengua afilada que corta más profundo que cualquier bisturÃ. Pero no nos engañemos, lo amamos precisamente por eso. Porque House, con todo su cinismo, es probablemente el único que te dirÃa la verdad sin importarle cuánto duela. Y vamos, es casi un alivio ver a alguien tan jodido y funcional a la vez.
SÃ, Dr. House tiene fallos. PodrÃa decirse que la serie es una fórmula repetitiva: paciente misterioso, diagnósticos incorrectos, House se burla de todos, y finalmente él da con la respuesta mientras los demás siguen perdidos en su patética mediocridad. Pero, ¿a quién le importa? Esa rutina se vuelve una adicción. No estás aquà por los casos médicos —a menos que seas un masoquista con un fetiche por enfermedades raras—, estás aquà para ver cómo House se destroza a sà mismo y a todos los que lo rodean, episodio tras episodio.
El único vÃnculo emocional que vale la pena en esta orgÃa de destrucción es el que existe entre House y Wilson. Porque, admitámoslo, Wilson es lo más cercano que House tiene a un alma. Un bromance que se alimenta del sufrimiento mutuo, el sarcasmo y la inevitable tragedia de que House arruinará todo lo bueno que tenga en su vida. Pero lo hermoso es que Wilson lo sabe y, por alguna razón absurda, decide quedarse. Tal vez porque, en el fondo, todos somos un poco como Wilson, fascinados por la grandeza trágica de alguien que se niega a ser salvado.
¿PodrÃa la serie mejorar? Claro. PodrÃa haber tenido menos autocomplacencia en ciertos momentos, menos historias médicas secundarias irrelevantes. Pero si estás buscando perfección, entonces House no es para ti. Porque la verdadera magia de la serie es que, como su protagonista, es brillantemente imperfecta.
Y si te preguntas por qué sigo viendo a este idiota consumirse en su miseria, es simple: House puede ser todo lo que está mal en una persona, pero nunca te mentirá sobre quién es. Y en un mundo lleno de falsedades, eso, amigo, es suficiente.