Al igual que las pelÃculas de Tarantino son una excusa para validar la violencia cinematográfica a un nivel brutal y absurdo, dirigiéndola contra nazis o negreros sádicos, esta pelÃcula es una excusa para validar en cine lo más precido al porno, ya que sólo se distingue del auténtico en que los actores simulan tener sexo. Una pena que se le den tantos premios a algo tan básico. Los actores hacen un gran trabajo y hay toda una parafernalia visual alrededor de esto para hacerlo pasar por válido. La historia no tiene ningún valor, la protagonista no muestra sentimientos, parece robótica, ni desarrollo interno:
sólo es un medio, asà como lo es el argumento, para las escenas sexuales que son de lo más morboso.