Argentina, 1985
La pelÃcula, muy bien ambientada y con una excelente fotografÃa, carece de la dirección adecuada para convertirse en un testimonio de época, como imagino fue la pretensión de los realizadores, por lo que terminó siendo un producto más de la cultura periférica norteamericana, impuesta en nuestro paÃs durante los últimos veinte años.
Una sucesión de gags innecesarios, oscilantes actuaciones de los dos protagonistas, forzando diálogos sin que se perciba un mÃnimo trabajo anterior, hacen del filme una de las peores muestras del cine argentino desde el advenimiento de la democracia. El intento por seguir expiando las culpas de la burguesÃa argentina, la ausencia de rigor histórico y el lavado de cara de Strassera y Moreno Ocampo, despareciendo de la trama a la iglesia y a los empresarios, que participaron activamente de la dictadura, no hace más que subrayar el carácter de clase que termina transmitiendo el filme.
Mitre, el director, es un claro exponente de una patria que, representando a un pequeño grupo de privilegiados que, en base a componendas, acomodos y al trabajo sucio de esa dictadura, ha conseguido desembarcar en el arte con trabajos de cuestionable valÃa, se ha instalado en la conciencia falsa de los argentinos.
Juan Romero