Se romantiza mucho el papel de madre amorosa que deja todo y sacrifica todo por estar al lado de sus hijos y de un buen marido. Nada más falso. No todas están dispuestas a ofrendar su propia realización y bienestar por nada ni nadie, incluyendo sus propios vástagos y su hogar. Seguramente, buena parte de la sociedad se revolcará y criticará profundamente la posición de la dama, con el certero comentario de que los chicos, sobre todo pequeños cual es el caso, necesitan a su madre. Y es muy cierto. Pero necesitan a una madre equilibrada, lista, amorosa, dispuesta y confiada en que su posición es importante en el desarrollo de las criaturas y que será sólo un lapso el que deba ella estar muy de cerca de sus hijos. De otro modo, entendamos que hay mujeres para quienes lo primordial son ellas y hasta el final ellas y su desarrollo personal. También sucede tal cosa a los varones. Ni hablar, los hay. El universo es heterogéneo. Lo más importante serÃa saber decirlo mucho antes de engendrar chiquillos que luego lloren la ausencia de su progenitora. Tara se quedó viviendo en ParÃs, ni siquiera a la vuelta de su casa o en otro barrio de Londres. No se inmutó siquiera y puso distancia. Fue donde estaba su propio deseo. Ojalá que luego no le sobrevenga el arrepentimiento…ojalá. Motivo para una segunda parte de esta pelÃcula, de lo contrario: formule usted sus propias conclusiones.