Por ahí de 1987, me fui unos meses a vivir con mi hermano Alfonso a Chiapas, concretamente a una cabaña en el Río Nututun. Éramos artesanos y Poncho había cambiado unos aretes por un casete a un turista europeo, la música que contenía nos encantaba, luego me decía: “No lo pongas tanto, se va a desgastar”. El casete no decía quien tocaba, yo pensaba que era algo así como un greatest hits de reggae. Cuando regresé a la ciudad dejé de escucharlo. Pero durante años tarareaba esas melodías.
Mucho tiempo después, ya con la llegada del internet, comencé a googlear las letras, hasta que di con ellas y caí en cuenta que se trataba de un disco llamado “More Gregory” de un tal Gregory Issacs.