Una novela demoledora. Y, a la vez, una magistral sátira de los gobiernos caudillescos en la América hispano-hablante del medio siglo pasado. Relata la masacre de Tlatelolco. El inicio de una larga serie de masacres estudiantiles en los primeros tiempos del desarrollo del llamado "Plan Cóndor". Luego llegaron las feroces dictaduras que asolaron el continente, aquí y allá, durante más de una década.
Pero la genialidad de esta obra radica en el uso de la ironía para contarnos el dolor. Es una novela imprescindible porque logra vengar ese dolor con una sonrisa. Y es eso, precisamente, lo que no soportan los verdugos.
René Avilés Fabila los venció, los humilló y me enseñó. Disfruté cada palabra. Aprendí, entendí.