Excelente. Elimina el mito de que los cristianos fueron perseguidos, exponen con evidencia sería los valores absolutos de violencia y persecución hacia quienes sumisamente no les obedecen. Pero coloca en la palestra la banalidad del mal, hacen daño pero se sienten buenas personas porque la persecución, violencia, promoción de muerte hacia diferentes, es por el bien de esas otras personas, y como ess por su bien,visible matan en nombre de su deudas, no han hecho nada malo. Nos permite reflexionar sobre la necesidad de enfrentar al cristianismo con la fuerza de la ley, hay que impedir que sigan lavando cerebros a las nuevas generaciones, construyendo un ethos de maldad. Ya fue suficiente con todo el daño que hicieron y continúan haciendo.