Sergio Gabriel Otero

Una serie que carece de ritmo, donde la actuación es casi inexistente o la dirección muy pobre, desaprovecha un gran elenco, en chistes que quedan a destiempo o sin fuerza. Una gran desilusión.

Habitualmente los guiones donde participa Daniel Écija, suelen arrancar con ideas que atrapan y son interesantes. Pero luego ya sea por las productoras o el mismo quien sabe, el exceso de temporadas, y las duraciones de los capítulos echan por tierra todo ese logro inicial. Estoy vivo, al igual que El internado, o Los hombres de Paco, empieza muy bien pero va decayendo (Por suerte Deudas la terminaron a tiempo). Su Primera temporada muy buena. Siendo de ficción entiendes las licencias que se toman en la trama. El elenco esta muy bien elegido y funciona a la perfección la interacción cuasi infantil de Iago en contraste con lo que va sucediendo y en contrapunto con Javier Gutiérrez (Márquez) hacen muy buena dupla, al igual que los entrañables personajes que hacen de Sebastián y María. Hasta la temporada 2 la llevan mas que bien y el final de temporada bien podría haber sido el broche de oro de la serie, pero nuevamente afloró el vicio de explotar hasta la ultima gota un proyecto a punto tal de dejarlo totalmente irreconocible.