Lo leí por primera vez en 1954 estando en la Secundaria y me asombró. Lo volví a leer ahora y mis sentimientos se han acrecentado. Su lectura permite favorecer las posiciones antibelicistas y trabajar por la reducción de las producción de armas, de sistemas de armas y el desmantelamiento de las grandes instalaciones nucleares y la destrucción de los arsenales de bombas atómicas y de hidrógeno.