Una serie pretenciosamente simple. Disfrazado de serie histórica -al estilo de la gran Los Tudor- con una magnÃfica ambientación, fotografÃa y vestuario, y aún siendo interesante el planteamiento argumental, adolece de una trama plausible y, sobre todo, de un guión maniqueo e infantil que crea personajes planos, vagabundos torpes entre sedas, terciopelos y dorados.
Para perder el tiempo, ideal; para que te aporte algo de sustancia, mejor apaga la tele.