Entre otros contenidos de un conjunto de ensayos, de Torre advierte como entre el empuje de lo nuevo, lo no repetido, la aventura de novedad incesante, luego aparece una corriente adversa, un sendero hacia el orden que contrasta con ese trastorno de todos los sentidos de Rimbaud, como en una pugna por imponer una verdad que satisfaga a todos. El esplendor individualista, lo dionisíaco que representara el Renacimiento, no fue sino una recaída historicista en toda regla,un asunto propio de arqueólogos anticuarios. Para de Torre, el Renacimiento, reemplazó las leyes de la creación, en manos de voluntades controladas por el instinto y el sentimiento, por las leyes de la imitación.