Robert De Niro nunca hizo una serie de televisión antes. Nada es su debut. El equivalente serÃa nunca haber comido una pizza y arrancar con Ugis. La comparación gastronómica la hago para estar en sintonÃa con el personaje de Manuel Tamayo, un crÃtico gastronómico perfectamente interpretado por Brandoni, a quien Cohn y Duprat deberÃan darle la mitad del presupuesto que se ahorraron en guion, fotografÃa, cámara y musica. Si gastaron la plata no se nota, porque la calidad de esta serie es pobrÃsima. La salvan los actores y un atributo inusual: tiene humanidad, un rasgo atÃpico en la filmografÃa de esta dupla tan ocurrente como misantropa. El leit motiv es musica de ascensor, la camara salta el eje y encuadra como un estudiante de cine de primer año que aprueba con 4 y el guión parece un primer borrador donde, al igual que en Competencia Oficial copiaron y pegaron algún viejo hit. Son, aun jovenes y cobran demasiado para autohomenajearse. A pesar de todo, logran un producto tan intrascendente como tierno.