El trabajo del crÃtico es sencillo en más de un sentido. Arriesgamos muy poco, y sin embargo usufructuamos de una posición situada por encima de quienes someten su trabajo y su persona a nuestro juicio. Prosperamos gracias a nuestras crÃticas negativas, que resultan divertidas cuando se las escribe y cuando se las lee.
Pero la cruda verdad que los crÃticos debemos enfrentar es que, en términos generales, la producción de basura promedio es más valiosa que lo que nuestros artÃculos pretenden señalar. Sin embargo, a veces el crÃtico realmente arriesga algo, y eso sucede en nombre y en defensa de algo nuevo.