Spencer, en sus oraciones, no hacia otra cosa que pedir ser un agente de cambio para la vida de otros.
Más adelante decía que sentía que la vida lo catapultaba hacia algo más, hacia un gran propósito.
La vida es un lugar de prueba para todos.
Dios nos da la oportunidad de estar en en este mundo para aprender y crecer por medio de las experiencias. Muchas de ellas agradables, pero muchas veces también dolorosas. Él nos permite tomarlas y aprender de cada una de ellas. Nos deja decidir si las utilizamos en favor de otros o si nos enfocamos en nosotros mismos únicamente.
Todos tenemos un propósito en nuestra vida. Saber cuál es o encontrarlo debe de ser nuestra razón de vivir.
Y es que el propósito de vida es el por qué de nuestra existencia, el que da sentido a lo que hacemos y el que se convierte en una brújula moral y alentadora de nuestras acciones y decisiones. Es en definitiva, la razón de ser.
Como decía el escritor Mark Twain, “los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que descubres por qué”.