¡Me cago en Godard! me ha encantado de principio a fin.
Sabe tratar de manera humorística un tema sobre el que, en ocasiones, he reflexionado.
Cuando vas leyendo y te lo pasas fenomenal, pero además coincides enteramente con la tesis del autor, te sientes mucho mejor, como más importante.
Vallín se encarga, capítulo a capítulo, de desmontar la tesis cultureta de la supremacía del cine de autor europeo.
Lo hace con inmensa sabiduría cinéfila y con mucha gracia.
Se trata de un texto sesudo y concienzudo, pero su humor al escribir, nos permite disfrutarlo como literatura coloquial y asequible.
Sus razonamientos, a veces muy complejos, tienen una base sólida y resultan eficaces.
En un apéndice final recoge treinta películas que son algunas de las excepciones a la regla de su tesis sobre el progresismo del cine de Hollywood y el conservadurismo burgués del cine de autor europeo.
Me encanta una de sus frases del epílogo: “Es en la celebración colectiva donde reside el sentido último de ese bien anasible que llamamos cultura“.
Estamos ante un libro de obligada lectura para TODOS los aficionados al cine.
Aprendes y te lo pasas bien.
Mi puntuación: 10/10.