Guillermo Peña Cardaño

Es una tomadura de pelo. No es una serie de asesinatos. Los crímenes apenas se investigan más allá de la presentación grotesca del escenario del crimen. Repleto de personajes raros, exagerados, unidimensionales y repetitivos que se vuelven inverosímiles a cada capítulo. Un guión absurdo, que se pasea por el terreno de lo ridículo de vez en cuando. No es que haya agujeros, es que la coherencia no es una prioridad en esta serie. Y lo peor... La estética forzada y los personajes absurdos generan una atmósfera que en el capítulo 3 te permite advertir que todo transcurre por un lugar distinto de la realidad. Vamos, que ni siquiera sorprende por su originalidad.

Es curioso leer algunas criticas y confirmar la poca capacidad que tienen algunos de entender algo sencillo. La película está muy bien. Es una historia sencilla y lineal. Que va desvelando capa a capa. El ritmo es pausado y te va atrapando. Obviamente hay cosas que no se explican en la película, porque los personajes no tienen la explicación detallada de todo. Estamos demasiado acostumbrados a que nos den todo mascadito... Los personajes están muy bien y las interpretaciones muy creíbles. La madre protectora, un tanto irritante, el padre que rehuye el conflicto por pura cobardía, el misterioso dueño de la casa, elegante y pausado, su rebelde hija adolescente... Los otros hijos son personajes accesorios. Más planos y simples, pero que cumplen su función. Como juega el director con la cámara también es un detalle que me gustó. Nada del típico plano y contraplano. Movimientos curiosos y lentos, perspectivas cenitales... Me gustó. Quizás el único problema sea que el final te deja con ganas de otra hora más de película. De preguntas sin respuesta. De seguir acompañando a la familia, a ver qué más pasa ...pero eso es síntoma de buena película.