Es una novela extraordinaria por el manejo de grandes escenarios geográficos y temporales; en los cuales actúa el impulso civilizador de Occidente a través de la familia Ventos (¿ficticia?).
Sus dominios se extendían desde California hasta el norte de Costa Rica. La pérdida de sus derechos de dominio sobre aquellas tierras es inversamente proporcional al latrocinio y caos social que ha moldeado "nuestra" realidad.